21 noviembre 2009

Las emisiones de dióxido de carbono han aumentado a nivel mudial

Las emi­sio­nes de dió­xi­do de car­bono han ex­pe­ri­men­ta­do una subida del 41% desde 1990 hasta la ac­tua­li­dad. Este es un por­cen­ta­je alar­man­te, si te­ne­mos en cuen­ta que es una re­fe­ren­cia a nivel mun­dial. El dió­xi­do de car­bono (CO2) es uno de los con­ta­mi­nan­tes más im­por­tan­tes y res­pon­sa­ble del efec­to in­ver­na­de­ro. La Tie­rra co­mien­za a su­frir las con­se­cuen­cias y se ace­le­ra el ca­len­ta­mien­to glo­bal.





Estos datos son re­sul­ta­do de un mi­nus­cio­so in­for­me que ha ela­bo­ra­do el In­ter­na­tio­nal Glo­bal Car­bon Pro­yect (GPC). Co­rin­ne Le Quéré, pro­fe­so­ra de la Uni­ver­si­dad de East An­glia en el Reino Unido es la cor­di­na­do­ra a cargo de la in­ves­ti­ga­ción. Según lo ex­pre­sa­do por la pro­fe­so­ra: “Si esto sigue así, nos vamos a un au­men­to de las tem­pe­ra­tu­ras de 5 o 6 gra­dos de aquí al 2100”.

En el in­for­me que ha ela­bo­ra­do Glo­bal Car­bon Pro­yect (GPC) se ha ana­li­za­do la ca­pa­ci­dad que tiene la Tie­rra para hacer fren­te a este au­men­to de emi­sio­nes. Hasta hace poco, gran parte del CO2 pro­vo­ca­do por la ac­ti­vi­dad hu­ma­na ter­mi­na­ba en los océa­nos o podía ser ab­sor­bi­do por la ve­ge­ta­ción. Sin dudas, esto era po­si­ti­vo por­que el dió­xi­do de car­bono no lle­ga­ba al at­mós­fe­ra y se evi­ta­ba el au­men­to del efec­to in­ver­na­de­ro.

Pero, según lo ex­pre­só la in­ves­ti­ga­do­ra Le Quéré en una con­fe­ren­cia en Bar­ce­lo­na, en la ac­tua­li­dad los su­mi­de­ros de car­bono son menos efi­ca­ces y ya no re­sis­ten. Por otra parte, lo más preo­cu­pan­te es que las emi­sio­nes han es­ta­do cre­cien­do de­ma­si­do rá­pi­da­men­te du­ran­te la úl­ti­ma dé­ca­da. Para su­mi­nis­trar ci­fras más exac­tas ex­pli­có que desde el año 2000 se ha ob­ser­va­do un au­men­to del 29%. Du­ran­te esta úl­ti­ma dé­ca­da, las emi­sio­nes de dió­xi­do de car­bono están cre­cien­do un 3,4% por año en com­pa­ra­ción a la dé­ca­da de 1990 al 2000.

En gran me­di­da, esto se debe a las emi­sio­nes de los paí­ses en vías de desa­rro­llo que han hasta tri­pli­ca­do la cifra. Los paí­ses in­dus­tria­li­za­dos emi­ten algo menos que las eco­no­mías emer­gen­tes pero la pro­ble­má­ti­ca es a nivel mun­dial y el ca­len­ta­mien­to glo­bal avan­za.

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