Como ha ocurrido en los últimos años, aunque en fechas diferentes, este año se ha elegido un día para manifestar la preocupación de millones de personas por los efectos del famoso y preocupante Cambio climático. Al igual que en las anteriores veces, multitud de paises del todo el mundo (ya va por 1700 ciudades de 80 países) se han sumado a la propuesta del WWF (World Wide Found), de determinar una franja horaria llamada la “Hora de la Tierra”, en la que se solicita que todo el mundo (domicilios, oficinas, edificios oficiales, etc) realice un apagón simbólico “como una demostración de la importancia que los ciudadanos dan al cambio climático”. Y como una petición a los políticos para que actúen. Durante esa hora, se promoverán diferentes actividades de sensibilización sobre el calentamiento global en las que se pretende implicar a mil millones de personas. Además del apagón existen otras acciones que se pueden realizar.
Así este año el apagón está previsto que sea el próximo 28 de marzo y de 20h30 a 21h30, (hora local de cada país).
Uno podría pensar que estos actos (al menos los oficiales) resultan algo demagógicos cuando se produce todos los días, en tantas ciudades, tanto despilfarro energético (no sólo lumínico), pero quizá, aunque solo sea simbólicamente, es una manera de exijir a los líderes políticos acciones decididas contra el cambio climático. Con esta acción se aspira a lograr millones de votos para presentarlos en diciembre de este año, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (Copenhague) en las que se reunirán los líderes de 192 países para lograr un nuevo acuerdo global que de continuidad al protocolo de Kioto.
Aún así no hay que olvidar que el papel que tenemos todos diariamente en contribuir en la reducción del cambio climático mundial que a todos nos afecta de una manera u otra.
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